Esta película, ambientada en el contexto de un México sudamericano, nos invita a un mundo vívidamente reimaginado que entrelaza la belleza de paisajes salvajes con la profundidad de la emoción humana. La narrativa visual de la película es un testimonio de la geografía única de su entorno, con ángulos de cámara impresionantes y fotografía al aire libre que rinden homenaje a los entornos exuberantes y diversos de Sudamérica. El movimiento dinámico a través de una casa, junto con escenas de caminar bajo la lluvia, refleja el viaje de auto-descubrimiento y el camino tumultuoso del amor joven.
Una escena de acción, elaborada con finura, pone un punto y aparte en la narrativa, sirviendo como metáfora de los desafíos y avances que definen el viaje de los protagonistas. Curiosamente, la película introduce un giro con padres latinos que apoyan la relación de su hijo, una elección narrativa que se siente particularmente conmovedora en este entorno alternativo, desafiando nociones preconcebidas y fomentando un mensaje de aceptación y amor.
Sin embargo, la película navega por territorio familiar con su arco narrativo: amor encontrado, perdido y reclamado. A pesar del entorno innovador, la narrativa ocasionalmente se siente estirada, especialmente para un tiempo de ejecución de 90 minutos. La partida de Dante, sin la persecución de Ari a pesar de su nueva movilidad, deja un anhelo por una exploración más profunda del compromiso y las longitudes a las que uno podría ir por amor.
La representación de la relación de los protagonistas, aunque conmovedora y genuina, a veces se inclina hacia las tendencias predominantes de Hollywood, arriesgando eclipsar el entorno único de la película y las oportunidades que presenta para una narrativa fresca.
Al otorgar a “Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo” un 4 de 10, se presenta como una exploración visualmente impactante del amor y la identidad que, a pesar de su entorno imaginativo y la promesa de territorios narrativos inexplorados, ocasionalmente no aprovecha completamente su lienzo geográfico alternativo. No obstante, la película añade un capítulo distintivo al diálogo continuo del cine sobre el amor, la pertenencia y las múltiples formas que habitan en nuestro mundo y más allá.
4/10
This film, set against the backdrop of South American Mexico, invites us into a vividly reimagined world that intertwines the beauty of untamed landscapes with the depth of human emotion.
The film’s visual narrative is a testament to its setting’s unique geography, with stunning camera angles and outdoor photography that pay homage to the lush, diverse environments of South America. The dynamic movement through a house, coupled with scenes of walking through the rain, mirrors the journey of self-discovery and the tumultuous path of young love.
An action scene, crafted with finesse, punctuates the narrative, serving as a metaphor for the challenges and breakthroughs that define the protagonists’ journey. Interestingly, the film introduces a twist with Latino parents who support their son’s relationship, a narrative choice that feels particularly poignant in this alternate setting, challenging preconceived notions and fostering a message of acceptance and love.
However, the film navigates through familiar territory with its story arc—love found, lost, and reclaimed. Despite the innovative setting, the narrative occasionally feels stretched, particularly for a 90-minute runtime. Dante’s departure, without Ari’s pursuit despite his newfound mobility, leaves a longing for a deeper exploration of commitment and the lengths one might go to for love.
The portrayal of the protagonists’ relationship, while touching and genuine, sometimes leans into prevailing Hollywood trends, risking the overshadowing of the film’s unique setting and the opportunities it presents for fresh storytelling.
The movie stands as a visually striking exploration of love and identity that, despite its imaginative setting and the promise of uncharted narrative territories, occasionally falls short of fully leveraging its alternate geographical canvas. Nonetheless, the film adds a distinctive chapter to cinema’s ongoing dialogue about love, belonging, and the myriad forms they inhabit in our world and beyond.
4/10